Ninguno
La receta de la solidaridad
22 de junio de 2023

​​“Un sol con proteína”. En Pamplona Alta, una iniciativa alimentaria consigue que “donando lo mínimo, un menú se hace máximo”.​​​ Entrevista a Emilio Pérez, egresado de Administración de la Universidad del Pacífico., en la revista Alumni UP.


La situación alimentaria que se vivió durante la emergencia sanitaria por la pandemia del COVID-19, una de cuyas dramáticas medidas fue el confinamiento obligatorio que impedía salir a trabajar, movilizó a numerosos ciudadanos, quienes impulsaron o se sumaron a diversas iniciativas para poner su granito de arena. 

Uno de ellos fue Emilio Pérez de Armas, egresado de la carrera de Administración (1997) y profesor de Gestión Estratégica Comercial, Métricas y Ética y de Fundamentos de Marketing en la Universidad del Pacífico. “Yo andaba ayudando a los jesuitas que apoyan a los programas de Ollas Comunes con los que se alimenta la población con menos recursos de Pamplona Alta, San Juan de Miraflores. Salían noticias terribles en el sentido de que la gente estaba muriendo de hambre y comiendo animales domésticos”. Emilio pensaba al mismo tiempo en alguna idea sencilla para animar a la gente a donar alimentos para estas ollas y no tener miedo de que su donación sea en vano. Partió de lo básico: Un país que no come bien, está condenado al subdesarrollo, y la proteína es fundamental en una buena alimentación. En efecto, la proteína es básica en la nutrición y en el desarrollo del cerebro; así que hacía falta añadir proteína animal a los menús de las ollas comunes, que básicamente están constituidos de arroz y menestras. Puesto que estas organizaciones sociales ya estaban montadas, concluyó que lo que hacía falta era encontrar la manera de captar donaciones. 

El proyecto cuenta con la colaboración de un grupo de monjas de la congregación religiosa católica Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús “que son bien pies en tierra, unos tremendos tractores misioneros”. Ayuda la conexión que existe entre las parroquias y las iglesias que asisten a las ollas comunes: “Ya hay todo un sistema de credibilidad”, apunta. Si la iniciativa escala, automáticamente se conectaría con Cáritas, que tiene impacto en todo el Perú, prevé. “Existen los contactos y la disposición”, dice. Comenzaron en junio de 2021 y han logrado potenciar más de 104 mil raciones a la fecha. 

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La población objetivo del proyecto es la de extrema pobreza, porque se sabe que los habitantes en situación de pobreza tienen acceso regular a otro tipo de proteínas (pollo, res y pescado),​ aunque en menor medida. En cambio, los pobres extremos no tienen la menor posibilidad de hacerlo. Según estimaciones del INEI, en 2021, el 25.9% de la población peruana se encontraba en situación de pobreza monetaria (8.5 millones de personas) y el 4.1%, en pobreza extrema (1.3 millones). 

En la iniciativa ‘Un sol con proteína’ participa un grupo de nueve personas, entre laicos y religiosas, que se conoció haciendo ayuda social. Las religiosas hacen el trabajo de campo, hablan con las dirigentes de las ollas y compran los insumos. “La gente dona porque cree en el proyecto y porque sabe que todo es transparente. Cada vez que las dirigentes de las ollas hacen la compras, las monjas supervisan las mismas y su entrega. Luego se publican las boletas y se divulgan los videos en las redes. Todos los miércoles se juntan a las 8:00 a.m. y los donantes pueden entrar a la reunión de Meet, tienen el enlace, y averiguar cualquier inquietud. Así tienen la información en tiempo real de cuantas donaciones hay y cuantas bocas van comiendo. 

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“La piedra de toque del proyecto es la logística, la cual ya está armada y por eso podemos lograr el impacto que tenemos dado que esos costos ya están cubiertos”. Por otro lado, continúa Emilio, “buscamos variedad y oferta: compramos lo que tenga mejor precio ese día: mondongo, hígado, bofe, sangrecita, huevos, pescado, pollo (aunque suele estar muy caro), etc.”. 

Las ollas comunes funcionan así: El Estado, gobiernos locales o particulares organizados les donan los ingredientes principales (arroz, menestras, aceite…) y luego, las ollas preparan y cobran a los comensales un precio social de un sol o sol cincuenta (a veces más), dependiendo del menú. La idea de esta iniciativa es agregar ingredientes para hacer que dichas raciones se potencian y sean más nutritivas. “Si solamente el 9% de los peruanos (poco más de tres millones de ciudadanos) donara un sol diario (365 soles anuales), se lograría que una persona se alimente correctamente durante todo un año y se acabaría la anemia y la desnutrición”, concluye Emilio.

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