De acuerdo a Paola Corrente, profesora del Departamento Académico de Humanidades de la Universidad del Pacífico e investigadora del CIUP, todas las religiones tienen - como característica – un lugar sagrado a donde ir que brinda una sensación de protección y cercanía, ya que la divinidad se encuentra en ese espacio. Los lugares y actos públicos forman parte de la práctica religiosa, lo que es más necesario en un contexto como el actual, donde no existe una certeza de lo que ocurrirá y lo único que les queda a las personas es recurrir a la fe.
"(En el contexto actual) la medicina aún no sabe cómo manejar esta enfermedad, la política no sabe qué hacer, eso está pasando en todo el mundo, y lo único que queda para la gente es la religión. Creo que desde ese punto de vista para las personas ha sido fuerte el no poder ir a la iglesia, porque a veces, simplemente ayuda ir a la iglesia, uno se siente amparado, simplemente con este gesto", señaló Corrente.
Por otro lado, la crisis sanitaria ha obligado a la Iglesia a emplear nuevos medios de comunicación con sus fieles, como ha sido su incursión en las redes sociales, así como su reposicionamiento en los medios de comunicación. Sobre este punto, Corrente nos explica que la religión – como fenómeno cultural - se caracteriza por ser un sistema de comunicación desde un principio, siendo sus principales canales los profetas y Jesús, quienes predicaban sus mensajes. "La religión comunica, porque si no cómo hace para difundirse. Puede comunicar a través de las personas: de los curas, los profetas, los misioneros; a través de los libros: la Biblia, el Corán, etc.; con el arte: con la pintura, las estatuas, la música. Ahora, en la época de la globalización lo hace con internet. Lo sabe hacer porque la religión nace como un sistema de comunicación, simplemente se adecua a lo nuevo y lo hace muy bien, porque su sobrevivencia depende de la difusión del mensaje", apuntó.
Religión y economía
El pasado 8 de octubre el presidente de la República, Martín Vizcarra, anunció la reapertura gradual de las iglesias, aprovechando el escenario de la ciudad de Ayacucho, considerada como una de las localidades más religiosas. No obstante, su ministra de Salud, Pilar Mazzetti señaló no tener contemplado el tema, debido a la falta de protocolos sanitarios que permitan prevenir los contagios de COVID – 19.
Para Paola Corrantes la postergación de la reapertura de iglesias se explica en que las actividades religiosas no son consideradas como actividades productivas en sí, que aporten con la reactivación económica del país, pese a que sí contribuyen a la salud mental de las personas.
Adicionalmente, nos recuerda que sí existe una economía de servicios que se genera a partir de la práctica religiosa, como son las peregrinaciones, procesiones y festividades. "(…) la gente, cuando va a una fiesta religiosa, se siente contenta, va afuera a comer, sale a comprar cosas, porque es una celebración, una fiesta. También hay gente que guarda dinero para estas ocasiones y compra cosas, aunque sea un suvenir, eso hace girar la economía", señaló.
En este sentido, opinó estar a favor de la reapertura de las iglesias sin que se ofrezcan servicios religiosos, ya que el simple hecho de acudir al espacio ayuda a las personas a descargarse y sentirse protegidos, especialmente para quienes han perdido seres queridos y necesitan la espiritualidad.
No obstante, resaltó que esto implicaría un compromiso por parte de todos los involucrados en seguir los protocolos de distanciamiento social, especialmente de quienes acuden, ya que se ha visto que en otros espacios públicos no respetan las normas de convivencia que exigen la actual crisis sanitaria.