Los procesos electorales, como parte de una democracia, son importantes, pero no suficientes. Hay factores adicionales que son fundamentales para tener una mejor representación política, como el número y calidad de los votos. Por esta razón, llama la atención que entre el 2001 y 2011 se haya reportado entre 9 % y 12 % de votos en blanco, una cifra que puede resultar significativa para cambiar un resultado electoral. ¿Acaso esto es producto de una fatiga electoral?
Al detenerse en este fenómeno electoral y hacerse esta pregunta, Micaela García y Pamela Serda, egresadas de la Facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico, realizaron la investigación “Comportamiento del votante: ¿existe fatiga mental en Lima?”, donde definieron la fatiga mental como el agotamiento o cansancio que sufre un individuo por la acción de tomar decisiones previas.
García y Serda, luego de hacer un experimento de laboratorio, concluyeron que sí existe fatiga en el electorado de Lima y que esta disminuye cuando el nivel educativo es alto. “Existe diversa literatura que explica que los votos en blanco pueden deberse a factores circunstanciales como a factores sociológicos. Por ello, en nuestra investigación nos centramos en el factor aparentemente circunstancial de la fatiga mental”, mencionó Pamela Serda durante el durante el V Encuentro científico de estudiantes de educación superior, organizado por la Universidad Femenina del Sagrado Corazón (UNIFÉ).
El experimento, que tuvo la asesoría de Manuel Barrón, consistía en brindar acceso a las personas a una página web con una simulación de encuesta de propuestas de ley. En la primera fase, de los 464 participantes, divididos en cuatro grupos, la probabilidad de votar en blanco aumentaba en 2.09 y 2.90 puntos porcentuales en quienes pertenecían a los dos grupos que se enfrentaron a un mayor número de propuestas (10) y en quienes habían recibido una educación baja, respectivamente.
Para la segunda fase, las investigadoras volvieron a llamar a las mismas personas, pero no pudieron asistir todas: se registraron 412 participantes. Igual que la ocasión anterior, las autoras dividieron a los convocados en cuatro grupos, pero esta vez duplicaron el número de propuestas (20) para dos de ellos, en los cuales se evidenció una mayor probabilidad de votar en blanco respecto a los dos grupos con mayor carga de decisiones de la primera fase.
“El número decisiones que una persona tiene que hacer es lo que de alguna manera afecta en su fatiga mental. En nuestro experimento, diez tal vez no fueron suficientes para llegar a fatigar por completo, pero veinte sí. Vimos que el número de decisiones era lo que más impactaba", explicó Micaela García.
Frente a este escenario, nuestras egresadas ―ganadoras del I Concurso de Investigación de Alumnos VRI del año 2019― indicaron que el voto informado puede llegar a disminuir el efecto de fatiga mental. En esa línea, recomendaron implementar campañas informativas, incluso realizarlas en los sectores que no cuentan con dispositivos electrónicos para acceder a ellas. Asimismo, propusieron que exista una entidad encargada de otorgar informes de cada uno de los candidatos, redactados por escritores o encargados imparciales.