Por Ana Luna, Doctora en Ciencias Físicas
Se celebra el “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia”, cada 11 de febrero, y aún recuerdo la fascinación que sentí con mis 10 años de edad cuando mi maestra de Ciencias Naturales entró al aula con su “kit” de experimentos. Desde ese entonces, mi gran deseo era que Papá Noel me trajera un juego de química…que desafortunadamente nunca llegó, pero que pude comprarme, luego de varios meses de ahorro, y recién al alcanzar mi adolescencia.
Sin duda, la semilla que sembró mi profesora fue una gran inspiración, que continuó ya en mi tercer año de secundaria, cuando el docente de Física nos invitó al laboratorio a “jugar”, a “curiosear”; en pocas palabras, a desarrollar nuestro pensamiento científico. Ellos fueron mi motivación e incentivo y me impulsaron a comenzar a investigar qué hace un científico; y todas las respuestas me guiaron a mi elección profesional. Mi pasión fue, es y será la búsqueda desinteresada por el conocimiento.
Las cifras actuales indican una gran brecha entre el número de científicos hombres frente a la cantidad de mujeres en la ciencia, y entre las causas están los estereotipos machistas, así como la falta de visibilidad del género femenino en este campo, incluso pese a sus notables contribuciones tanto a la ciencia como a la tecnología. Este contexto adverso contra las mujeres científicas, dificulta que las niñas se imaginen en este tipo de actividad, lo que es inadmisible en el actual mundo globalizado y con acceso relativamente fácil a la información en el cual vivimos. La divulgación es entonces primordial.
La mujer no es igual al hombre, ambos tienen habilidades diferentes y complementarias, pero las condiciones naturales para dedicarse a la ciencia la tienen mujeres y hombres, indistintamente. Independientemente, en general, las cualidades blandas, como la comunicación, la colaboración y el saber trabajar en equipo son competencias en las que el género femenino se ha destacado, demostrando que son sumamente capaces de desempeñarse en las carreras en que tienen mayores fortalezas, sea en las ciencias exactas, ciencias sociales, las artes, los deportes o en lo que deseen. Por lo que debemos focalizarnos en garantizar a nuestras niñas el derecho de adquirir las mismas oportunidades para que puedan desarrollar sus propios talentos.
La mujer puede ocupar cargos de gran responsabilidad, como coordinar proyectos de investigación, gestionar un departamento de ciencia y técnica, y comprender a través de su investigación, los fenómenos naturales, entre otros; aventurándose a lograr su gran sueño personal.
Para finalizar, les comparto una de las hermosas frases que nos legó la gran científica Marie Curie, premio Nobel de Física, “Soy de los que piensan que la ciencia tiene una gran belleza. Un científico en su laboratorio no es solo un técnico: es también un niño colocado ante fenómenos naturales que le impresionan como un cuento de hadas”. Su cita está escrita en forma neutra, ya que la ciencia excede el género, solo debemos dejarnos llevar por la pasión en cualquier ámbito que elijamos desarrollarnos.