Con el objetivo de fortalecer el diálogo entre el empresariado y la Compañía de Jesús en el Perú, Misión Jesuita llevó a cabo un nuevo encuentro de reflexión en el salón parroquial Nuestra Señora de Fátima. El evento, realizado el jueves 3 de abril a las 7:30 a.m., fue organizado por Misión Jesuita en colaboración con la Universidad Antonio Ruiz de Montoya y la Universidad del Pacífico. En esta edición, la reflexión se centró en la crisis de institucionalidad que atraviesa el país y en la necesidad de promover una gobernanza ética. El expositor fue Pablo de la Flor Belaúnde, Gerente de Asuntos Corporativos de Compañía Minera Poderosa.
Un espacio para el discernimiento y el compromiso social
El encuentro forma parte de una serie de actividades impulsadas por Misión Jesuita en alianza con instituciones académicas como la Universidad del Pacífico y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Su propósito es generar espacios de diálogo entre diversos actores de la sociedad, desde un enfoque ético y con vocación transformadora.
“Creemos que este espacio debe ser, ante todo, un lugar de reflexión libre y honesta. Un espacio que nutra a quienes ya ejercen liderazgo en distintas agendas, ayudándoles a tomar decisiones más informadas y fruto de un proceso de discernimiento profundo”, señaló Gianfranco Dulanto, Director Ejecutivo de Misión Jesuita.
La ética como base de la institucionalidad
La jornada comenzó con una intervención del P. Rafael Fernández Hart, SJ, rector de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, quien ofreció una reflexión espiritual y política sobre la importancia de recuperar la confianza ciudadana en las instituciones.
“Necesitamos una gobernanza ética, que nos permita hacer resistencia a todo aquello que ponga en peligro la institucionalidad. En ese sentido, la ética emerge entre nosotros como una urgencia”, sostuvo el rector Fernández Hart.

Seguidamente, Pablo de la Flor presentó una visión integral sobre la institucionalidad como base del desarrollo sostenible. En su análisis, destacó que no es posible alcanzar un crecimiento económico sólido sin estructuras institucionales fuertes y funcionales.
“No hay desarrollo económico sin una institucionalidad fuerte, sin una institucionalidad funcional. Hay una complementariedad entre institucionalidad y desarrollo. Y cuando esta [institucionalidad] falla, no solo se afecta la economía, sino también la convivencia social, la seguridad jurídica y la confianza ciudadana. Recuperar la institucionalidad no es un lujo, es una necesidad urgente para cualquier sociedad que aspire a la justicia y al bienestar colectivo”, señaló.
Luego de la exposición, se llevó a cabo una ronda de preguntas y comentarios por parte de los participantes, quienes compartieron sus reflexiones y preocupaciones en torno a la situación institucional del país. Este intercambio permitió enriquecer el diálogo con perspectivas provenientes del ámbito empresarial, académico, social y eclesial.

Para finalizar, las palabras de despedida estuvieron a cargo del P. Gonzalo Benavides, SJ, representante del P. Víctor Hugo Miranda SJ, Superior Provincial de la Compañía de Jesús en el Perú, quien dirigió unas palabras finales a los asistentes. En su intervención, destacó la importancia de seguir impulsando espacios de encuentro y discernimiento que promuevan una ciudadanía activa y comprometida con el bien común.
Liderazgo con propósito en tiempos de crisis
En un contexto marcado por la polarización y la desconfianza, estos espacios de diálogo se consolidan como plataformas necesarias para repensar el rol del liderazgo empresarial y social en la construcción de un país más justo, ético y reconciliado.
“Vivimos tiempos de profunda polarización y de creciente desacreditación de las ideas del Otro. Si vamos a vernos siempre como el enemigo del Otro, difícilmente podremos construir un proyecto de país que contribuya realmente al progreso social de toda la ciudadanía”, añadió Gianfranco Dulanto.
Desde la Misión Jesuita en el Perú, se reafirma el compromiso de seguir promoviendo espacios de diálogo plural, reflexión ética y discernimiento colectivo que fortalezcan la construcción de una sociedad más justa, democrática y solidaria. En un contexto de profunda crisis institucional, se cree firmemente en el poder del encuentro y la escucha como caminos para la transformación social.