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Ari Caramanica: Cambios necesarios para reducir la vulnerabilidad de Perú frente a las sequías y el cambio climático
15 de junio de 2021

En el marco del Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, Ari Caramanica, profesora del Departamento Académico de Administración e Investigadora del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico, nos advierte la importancia y necesidad de realizar cambios urgentes para reducir la vulnerabilidad del Perú frente a las sequías y el cambio climático.

El Perú es un país con una cultura de desarrollo agrario ancestral, por lo mismo, existe evidencia de registros climáticos que indican que las sociedades prehispánicas experimentaron sequías severas en el pasado. Según nos explica Ari Caramanica, profesora del Departamento Académico de Administración e Investigadora del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (UP), las sociedades antiguas tenían una serie de estrategias para manejar los diferentes desafíos que puede generar la sequía, incluyendo la falta de agua disponible para la agricultura y la perdida de suelos, lo que fue fundamental para combatir los efectos de la aridez, tanto encima como debajo de la superficie.

"Los antiguos agricultores adaptaron sus campos de cultivo en función de la disponibilidad y la ubicación del agua, utilizaron formaciones rocosas para capturar la humedad atmosférica y adaptaron los remojos de riego para maximizar el agua. Alentaron el crecimiento de árboles a lo largo de las riberas de los ríos y en áreas desérticas marginales para reducir la erosión provocada por el viento. Y combatir la sequía fue más allá de la erosión de suelos y el agua: los antiguos peruanos eligieron cuidadosamente sus cultivos para que coincidieran con los recursos disponibles", detalló.

El riesgo de una sequía puede afectar a cualquier área ambiental, no obstante, son particularmente vulnerables aquellas con sistemas de riegos agrícolas que dependen de las lluvias. De acuerdo a Caramanica, algunas de las prácticas modernas pueden contribuir a la vulnerabilidad de estas regiones como la falta de almacenamiento de agua, la dependencia excesiva de agua subterránea bombeada y la producción agrícola durante todo el año. Según sostiene, estas actividades pueden drenar el suministro de agua incluso antes del inicio de una sequía y tienen impactos en toda la cuenca, lo que no solo afecta a la productividad económica, sino también al acceso de agua relacionado con la pobreza: agua para higiene, agua potable y agua para los pequeños agricultores.

"La actividad agroindustrial es un factor central que contribuye al cambio climático global y a la vulnerabilidad a la sequía. Este tipo de agricultura a menudo se enfoca en cultivos lucrativos y costosos en agua, como frutas, azúcar, ciertamente vegetales y arroz. La agroindustria realiza monocultivos durante todo el año, que no solo consume una cantidad desmesurada de agua y contribuye a los gases de efecto invernadero, sino que también empobrece los suelos. Esto tiene consecuencias secundarias que se agudizan durante la sequía: los suelos empobrecidos requieren más fertilizante, que mediante la aplicación de aguas de riego finalmente se filtra hasta el nivel freático y contamina este suministro crucial", señaló.

En cuanto a las acciones que podemos realizar para revertir el daño y reducir nuestra vulnerabilidad ante las sequías y el cambio climático, señaló que existen una serie de estrategias que los agricultores y los gobiernos están explorando, que se pueden dar a nivel individual y regional. A nivel individual se encuentra la práctica de la agricultura "climate smart", el recolectar la lluvia en dispositivos de almacenamiento de agua, realizar cultivos múltiples y desarrollar campos en barbecho para ayudar a contrarrestar con los efectos primarios y secundarios de la sequía. A nivel regional, ejecutar las políticas para regular el uso de las aguas subterráneas, la infraestructura para controlar y capturar el agua de las inundaciones y las tecnologías de recolección de agua atmosférica (captura de niebla).

Asimismo, resaltó que todo redunda en un uso responsable del agua, lo que significa un uso eficiente del recurso, así como de estrategias sobre selección de cultivos, manejo de suelos y la conservación de bosques y comunidades de plantas no relacionadas con la agricultura. "Los sistemas de agua están altamente integrados con otros aspectos del entorno socio-natural, por lo que es ineficaz enfocarnos en un solo tipo o uso del agua: para combatir los impactos futuros de la sequía, se requiere un enfoque completamente integrado", puntualizó.

Ciudades costeras y riesgos frente al cambio climático

La costa del Perú alberga a las principales ciudades por lo que requieren gestionar y regular el uso del agua urbana. De acuerdo a Caramanica, existe una serie de actividades que van desde la intervención de espacios verdes con plantas nativas, hasta la ejecución de infraestructura fluvial, mantenimiento de riberas, limpieza del agua y prevención de actividades de extracción de canteras en los causes de los ríos que pueden afectar su curso. Asimismo, considera necesario que los canales de riego sean mantenidos y revestidos con materiales sostenibles para evitar la pérdida de agua, que los sistemas de alcantarillado y el agua de escorrentía sean regulados para evitar la contaminación de los sistemas de agua subterránea. Además, destacó que el reciclaje de agua y la infraestructura para la recolección de agua proveniente de inundaciones y niebla crearían un suministro suplementario.

"Lo más importante es que las ciudades deberían comenzar a implementar estrategias de captura de carbono y cambio climático, y construir infraestructura básica en previsión de una afluencia de migrantes climáticos", enfatizó

En este sentido, advirtió que el cambio climático y la sequía afecta de manera desproporcionada a los países en desarrollo, las poblaciones empobrecidas y los pequeños agricultores. "Perú es especialmente vulnerable al cambio climático, en parte, porque su suministro de agua depende tanto de las lluvias como de los sistemas glaciares. A medida que retroceden los glaciares, los agricultores que dependen formalmente de los ríos alimentados por glaciares migrarán a las zonas costeras, donde el suministro de agua ya está limitado. Los migrantes, y particularmente mujeres y niños, del cambio climático son vulnerables a las enfermedades, los desastres naturales, la escasez de alimentos y agua y la pobreza. A medida que la sequía continúa impulsando a la población a moverse por todo Perú, estos cambios y ejercerán una mayor presión sobre los sistemas de agua que ya están sobre extendidos", finalizó. 


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cambio climático medio ambiente

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