Esquivo a los reconocimientos en público, Julio Velarde había pensado tener una participación muy breve en el evento. Pero algo motivó al Presidente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) a cambiar de parecer y adueñarse del auditorio. Eso ocurrió mientras escuchaba el panel de discusión con motivo de la presentación del libro
“Política y estabilidad monetaria en el Perú”, publicado por el Fondo Editorial de la Universidad del Pacífico en homenaje por su designación como mejor banquero central del año 2015.
Antes de ese momento, hubo palabras elogiosas para él. “Este logro de Julio –
celebrado el año pasado en esta su alma mater– no podía quedar solo como discurso, sino también como un testimonio académico”, había dicho sobre el libro Gustavo Yamada, investigador de esta casa de estudios, al inicio del evento llevado a cabo el 17 de mayo. “Una mirada en detalle a este libro nos permite constatar que la aplicación de la teoría económica tiene de ciencia y de arte”, había tomado la palabra nuestra Rectora, Elsa Del Castillo. “Como no somos músicos ni poetas, sino economistas y académicos, nuestras canciones y poemas son estos documentos de investigación, escritos por un grupo de economistas que han interactuado con Julio en el ámbito de la banca central y el mundo de las finanzas”, había expresado con emoción nuestro investigador Diego Winkelried.
Retos del Banco Central
Acabado este acto protocolar, delante de Julio se acomodó un panel de lujo –moderado por nuestro profesor Eduardo Morón– con muchas ganas de intercambiar ideas sobre los retos actuales de la política monetaria en el país, inspiradas por la lectura del referido libro-homenaje. El tema de la conversación fue la necesidad de tener un BCRP con un rol contracíclico para acompañar el dinamismo de la economía. A medida que escuchaba las intervenciones, Julio hacía anotaciones rápidas en una hoja bond. Estaba sentado solo en la primera fila del auditorio, imagen que reforzaba lo que estaba aconteciendo: un tributo de los alumnos al maestro.
Waldo Mendoza, director del BCRP, consideró que el poder contracíclico de la autoridad monetaria es aún débil por la dolarización de la economía. Hugo Perea, economista jefe del BBVA Research Perú, argumentó que la meta de inflación actúa indirectamente como un instrumento estabilizador del PBI. Y Vicente Tuesta, gerente general de Profuturo AFP, dijo que si el BCRP se encargaba de impulsar la economía causaría un desenfoque en su objetivo de controlar la inflación. Para ese momento, Julio ya tenía decidido que debía explayarse en su discurso. El motivo era evidente: quería dejar por sentado, con sus palabras y sin medias tintas, que el BCRP sí había sido claramente contracíclico en los últimos años.
Apoyo vital a la economía

Subido en el podio, puso como ejemplos la reducción de la tasa de interés ante la crisis financiera global del 2008-2009 (una inyección de casi 9% del PBI); y la rebaja progresiva del encaje desde el 2013 (de 21% a 6.5%), luego del anuncio del retiro del estímulo monetario de Estados Unidos, medida que dio un mayor fondeo a los bancos y permitió el crecimiento del crédito. Si bien coincidió que la meta de inflación tiene implícitamente una receta contracíclica, reconoció que la situación se puso difícil cuando no hace mucho comenzó a subir la inflación y el BCRP debió elevar la tasa de interés como sus pares de la región, pero aun así –explicó Julio– la política monetaria peruana ha sido la más contracíclica dentro de la Alianza del Pacífico.
Las intervenciones cambiarias también han tenido ese sentido. Un aumento muy rápido del tipo de cambio –explicó– afectaría a empresas y familias con deudas en dólares. También ocasionaría una migración a dólares de los depósitos de minoristas, sin visos de retorno. Y, sobre todo, haría que suba la inflación en un contexto de menor crecimiento económico: ante un mercado laboral débil, donde el aumento de sueldos es pequeño, un alza de precios significaba recortar la capacidad de gasto. “Y eso es recesión”, sentenció Julio. A ese punto quería llegar para despejar toda duda: “Cuando interveníamos era porque queríamos evitar la recesión y lo hemos logrado”. No se refería al reciente aporte del sector primario, sino al crecimiento del consumo en los últimos tres años, particularmente cuando la política fiscal ha sido contractiva. “Decir que no hemos sido contracíclicos sería injusto”, dijo.
“¿Alguien lo duda ahora?”, preguntó Roberto Urrunaga, Decano de la Facultad de Economía y Finanzas, en su discurso de cierre, ante el estallido de sonrisas.
Urrunaga resaltó la importancia de la estabilidad monetaria en el país para no minimizar su rol, sobre todo para los que no vivieron una crisis como en la década de los ochenta. Y eso es lo que está atestiguado en el libro con documentos de investigación. En el público había una gran cantidad de jóvenes y, al parecer, tomaron muy bien esas palabras. En las afueras del auditorio, conversaron y se tomaron
selfies con Julio. Lo siguieron casi hasta la salida de la Universidad. Cuando finalmente emprendió su retirada, parecía resonar lo que él dijo en su discurso: “Un banquero central tiene que tener humildad”. Ante los mercados y ante el futuro del país.
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