La Universidad del Pacífico vivió una celebración especial con la nueva edición del Concurso de Escritura 2025-1, organizado por Lee UP, la agrupación estudiantil que promueve la lectura y la escritura como parte de la vida universitaria.
El primer lugar fue otorgado a Anthony Moore Aguilar, estudiante de la carrera de Administración, quien fue el autor de la crónica “Del aula virtual a la placita: crónica de una travesía universitaria”, que recorre desde los sacrificios que enfrentó para ingresar a la UP hasta las experiencias únicas que marcaron sus primeros ciclos en plena pandemia.
A través de sus palabras revive las clases por Zoom, las amistades que surgieron en la virtualidad y la hermandad que se consolidó cuando las aulas reabrieron, para finalmente mostrar cómo esos años difíciles dieron paso a nuevas oportunidades y sueños compartidos.
Para Anthony, escribir la crónica fue una forma de detenerse y agradecer. “Me inspiró la necesidad de mirar hacia atrás y reconocer todo lo vivido durante mi etapa universitaria. Quise plasmar en palabras tanto los sacrificios previos para ingresar, como las experiencias únicas que me tocó atravesar en la pandemia y luego en el retorno a la presencialidad. Sentí que mi historia no era solo mía, sino también la de muchos compañeros que compartieron las mismas emociones: la incertidumbre, la frustración, la hermandad y la satisfacción de haberlo logrado”, señaló.
El reconocimiento, añade, tiene un valor especial porque proviene de sus propios compañeros: “Este premio no es solo personal, sino también un homenaje a nuestra generación y a todo lo que hemos atravesado juntos en la universidad”.
Voces que inspiran
Arlette Beltrán, vicerrectora académica de la Universidad del Pacífico, destacó que estas iniciativas también fortalecen la vivencia de valores fundamentales dentro de la comunidad: “El respeto hacia los demás es un valor fundamental que no basta con mencionar, sino que debe integrarse en nuestra vida cotidiana. Espacios como este concurso nos invitan a reflexionar, de manera creativa y participativa, sobre cómo incorporar estos principios en nuestras acciones diarias”.
Por su parte, Guillermo Paredes, alumno de la carrera de Administración y miembro de Lee UP, explicó la motivación detrás del concurso: “Nos impulsó la idea de que los estudiantes pudieran expresar, a través de la escritura, sus vivencias y reflexiones sobre la vida académica o personal en la Universidad del Pacífico. Queríamos que encontrarán en la escritura un medio cercano y auténtico para compartir historias que fortalezcan la identidad y la conexión dentro de la comunidad universitaria”.
Además, recalcó que el concurso busca aportar a la formación integral de los estudiantes: “A través de la escritura, desarrollamos creatividad, pensamiento crítico y una sensibilidad especial para comunicar nuestras ideas. Este tipo de espacios refuerza, además, el vínculo que tenemos con la comunidad universitaria y nos inspira a crecer como líderes más conscientes”.
Texto ganador
Del aula virtual a la placita: crónica de una travesía universitaria
Por Anthony Moore Aguilar
No sé en qué momento llegué al décimo ciclo. A veces parece que fue ayer cuando madrugaba a las 5:30 a. m. para rendir mis primeros parciales; otras veces siento que todo empezó mucho antes, cuando aún no era alumno.
Ingresar a la Universidad del Pacífico fue una meta que me costó sacrificio, amanecidas y más de una lágrima. Pasé tres veces por la escuela preuniversitaria, tres intentos cargados de ansiedad, preparación y frustración. Lo veía tan cerca y, a la vez, tan lejano. Pero no me rendí. A la tercera lo logré. Y no en cualquier año, sino en el 2020, la promoción de la pandemia.
Cuando por fin comenzaba mi vida universitaria, el mundo entró en crisis. Marzo de 2020 nos confinó y mi sueño se presentó primero como una pantalla. Viví mis dos primeros años en absoluta virtualidad: clases por Zoom, evaluaciones con cámara encendida, trabajos en WhatsApp y Google Drive, exámenes subidos en PDF con el DNI en mano, mientras un software registraba cada movimiento de la pantalla. Una experiencia tan extraña como formativa.
En ese entorno digital conocí a mis primeros amigos. Nunca los había visto en persona, pero sentía que los conocía desde siempre. Compartimos frustraciones, risas y sueños. Cuando las puertas de la universidad se reabrieron, esa comunidad virtual se convirtió en una verdadera hermandad.
Recuerdo mi primer examen presencial. Llegué de madrugada pensando que sería el único en repasar a las 5:30 a. m., pero me equivoqué. Había más de veinte autos frente a la universidad, todos con estudiantes que, como yo, buscaban exprimir la última hora de estudio. Ese día entendí que no estaba solo, que había muchos que también se exigían al máximo.
Si algo ha marcado mi paso por la UP es el espíritu emprendedor. Mi negocio de helados artesanales no nació en un aula, pero sí creció en los pasillos de la universidad. Allí encontré a mis primeros clientes; mis amigos me ayudaron con el plan de marketing, las cuentas, las fotos y los videos que grabábamos en patios, aulas y en la famosa placita. La UP, exigente como pocas, también sabe tender la mano para impulsar tus sueños.
Hoy, al borde de cerrar esta etapa, miro atrás con gratitud. Cada madrugada de estudio, cada examen lleno de requisitos, cada café compartido entre clases, todo ha valido la pena. Esta crónica no es solo mi historia, sino el reflejo de lo que muchos hemos vivido: una generación que aprendió a convertir la adversidad en oportunidad y que encontró, entre pantallas y encuentros presenciales, el verdadero sentido de comunidad universitaria.