El pasado lunes, la ciudad estadounidense de Baltimore se colmó en llamas, luego de confirmarse la muerte de Freddie Gray, un joven afroamericano de 25 años que fue violentado por la policía. Miles de manifestantes ocasionaron disturbios en protesta por los constantes abusos raciales contra la población afroamericana. Sin embargo, estos sucesos pasarán a la historia como actos vandálicos –totalmente condenables– y no como un llamado de atención para atender los problemas de fondo: la situación económica, social y cultural de este grupo étnico.
A esta conclusión llegó Liuba Kogan –investigadora de la Universidad del Pacífico– después de analizar el evento y escuchar al presidente Barack Obama, quien minimizó la protesta atribuyéndola a “criminales y matones”. Aunque Kogan guarda alguna esperanza de que lo ocurrido tenga un impacto en las políticas públicas de Estados Unidos. “El discurso oficial sobre la protesta de Baltimore aparece como un estereotipo que se maneja permanentemente sobre los negros, que son personas peligrosas y vándalos”, dice, y se deja a un lado el entorno de marginalidad, pobreza y baja educación –entre otros problemas– en el que viven los afroamericanos.
¿Esta imagen puede repercutir en el Perú? Kogan dice que los afrodescendientes tienen características diferentes sobre su identidad en cada país, pero que comparten los mismos problemas socioeconómicos y culturales que sus pares estadounidenses. La población afroperuana, por ejemplo, es la que menos ha crecido económicamente en los últimos diez años, pese al despegue del país. Además, hay muy pocos afroperuanos con estudios de educación superior y tienen dificultades para acceder al mercado laboral y ascender de puestos, como lo demostraron dos investigaciones de la Universidad del Pacífico reunidas en el libro “Profesionales afroperuan@s en Lima: un drama anunciado”.
La diferencia entre los afroperuanos y afroamericanos es que estos últimos tienen una identidad bien definida –según Kogan–, lo que les permite reivindicar los abusos. En cambio, los afroperuanos están dispersos y no se reconocen como parte de un grupo étnico. “Se consideran peruanos como cualquier otro”, dice la también Presidenta del Fondo Editorial de la Universidad del Pacífico. Esto pasa porque históricamente el imaginario nacional ha girado en torno al indio, el mestizo y el blanco, excluyendo a los afrodescendientes, explica Kogan.
No obstante, tampoco es una mala opción per se que los afroperuanos no se autoreconozcan como un grupo, pero sí sería perjudicial a la hora de exigir sus derechos. “Es útil tener una identidad étnico racial si eso permitirá que seas un ciudadano con más derechos. Pero si te obligan a asumirla para estereotiparte, no tendría sentido”, dice Kogan. Quizá esa sea la reflexión que debe suscitar estos actos ocurridos en Baltimore para que no se repitan nunca más, ni la violencia ni la discriminación racial.
(Foto: Reuters)