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Aniversario de Lima: Retos de la MML para lograr una ciudad sostenible e inclusiva
17 de enero de 2023

​Este año se celebra el 488° aniversario de la fundación española de la ciudad de Lima, ocasión propicia para reflexionar sobre los retos que la nueva gestión edil de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) debe afrontar para transformar nuestra ciudad en un espacio sostenible e inclusivo para quienes la habitamos. Luciano Stucchi, profesor principal e investigador del Departamento Académico de Ingeniería, y Mariela Noles Cotito, profesora del Departamento Académico de Ciencias Sociales y Política esbozan algunos puntos importantes sobre estos retos.

La ciudad para los ciudadanos

​Luciano Stucchi, profesor principal e investigador del Departamento Académico de Ingeniería de la Universidad del Pacífico.

​En unos días se celebrará el 488vo aniversario de la fundación de Lima, a menos de un mes de haberse iniciado una nueva gestión metropolitana. Si bien siglos de historia no se pueden reescribir en un periodo de cuatro años, es inevitable que cada gobierno municipal se enfrente a las expectativas de una población urgente de necesidades y que ahora sobrepasa los diez millones de personas. Por eso, he recogido las cuatro prioridades que considero que debería tener la MML, de cara a los próximos cuatro años; aunque considerando que algunas de ellas serán diametralmente opuestas a las establecidas por la actual gestión. 

1. Una estrategia clara de crecimiento urbano sostenible tanto para el corto como para el mediano plazo. Si bien existen planes metropolitanos —que pueden considerarse más o menos consensuados, dependiendo del ángulo político desde donde se enfoquen—, lo que la ciudad necesita es una normativa técnica y específica sobre cómo, cuándo y dónde puede crecer. Este crecimiento, además, debe ser necesariamente ordenado y sostenible, garantizando el acceso a la infraestructura básica —agua, desagüe, electricidad y transporte— pero también a servicios fundamentales como salud, seguridad, educación, cultura y esparcimiento. 

2. Un sistema vial metropolitano que tenga como prioridad la movilización de los peatones y ciclistas, es decir, el transporte urbano local y sostenible. Dado que la MML forma parte del Consejo Directivo de la ATU y es a través de este organismo que atiende la —urgente— necesidad de integrar y articular el transporte público, la prioridad de la gestión municipal debería estar en la movilización que no es masiva y que históricamente ha sido relegada en pos de los vehículos particulares. Sobre todo, es imperativo coordinar con las municipalidades distritales el despliegue de una red metropolitana de ciclovías —actualmente aisladas e improvisadas—, así como la implementación de zonas peatonales que fomenten la movilidad local sin impactar de forma significativa el transporte público masivo y el transporte de carga. 

3. Asegurar el uso de los espacios públicos por parte de la ciudadanía, a efectos de que esta pueda disponer de parques, plazas, calles, clubes zonales, malecones y alamedas para transitar en con total libertad y seguridad, tanto a nivel metropolitano como distrital. Asimismo, resulta importante que la gestión de la MML impulse y promueva los espacios culturales que se encuentran bajo su administración, como bibliotecas, galerías y museos, asegurándoles recursos adecuados —tanto materiales como profesionales—, así como las actividades culturales ambulantes, como ferias, pasacalles, procesiones y otras expresiones de arte urbano. 

4. Coordinar la seguridad metropolitana a través de la Policía y poner los recursos distritales al servicio de las comisarías. Esto requeriría de una pronta profesionalización —y eventual asimilación a la fuerza policial— de los efectivos de Serenazgo, cuyas funciones no están adecuadamente reglamentadas y cuya existencia obedece a un contexto que hoy en día podría considerarse obsoleto. Además, esto eliminaría los conflictos que se producen al momento de atender siniestros en las zonas situadas en los límites de los distritos. 

He considerado estas cuatro prioridades porque responden a la urgencia de que Lima le sea funcional y confortable a su población, no el lugar extraño y hostil que es ahora. Antes de seguir sembrando cuestionable infraestructura, Lima necesita dejar de ser un lugar de paso para su gente, la ruta que lo lleva de un lugar a otro dentro de la cápsula de un vehículo motorizado. Necesita convertirse en un hogar donde las personas quieran quedarse, un espacio vivo donde puedan construir vínculos, donde se comprometan y se involucren a partir de sentirse seguras, atendidas y queridas; donde sientan que vale la pena vivir. En otras palabras, Lima necesita ser una ciudad desde donde se pueda generar una identidad y, desde ahí, construir ciudadanía.


Hacia una Lima inclusiva 

Mariela Noles Cotito, profesora del Departamento Académico de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad del Pacífico. 

Como sucede al inicio de toda nueva gestión edil, la que corresponde a Lima Metropolitana enfrenta algunos viejos retos, además de aquellos que se han ido acrecentando dado lo cambiante de nuestras dinámicas sociales. En este sentido, una gestión que busque hacer de la ciudad de Lima una ciudad inclusiva, que dé la bienvenida a todos sus habitantes y donde sea un placer vivir debería priorizar los siguientes cinco puntos. 

1.     Adecuada infraestructura de transporte

2.     Infraestructura para el uso público y la promoción de actividades vecinales

3.     Seguridad ciudadana

4.     Colaboración/interacción interdistrital 

Así leídos, este breve listado no difiere de las promesas regulares de los candidatos al sillón municipal, o al listado de tareas por hacer de las personas que llegan al mismo. No obstante, es importante comprender qué significa realizar cada uno de ellos. Esto es, cuando se piensa en la adecuada infraestructura para el transporte, no nos referimos únicamente a la construcción de accesos viales que hagan más eficiente el tránsito de autos en la ciudad. Este punto implica pensar también en el peatón, y cuáles son las necesidades del mismo en su tránsito por la ciudad; incluyendo por ejemplo la implementación de más paseos podo-táctiles y semáforos inteligentes para las personas con discapacidad visual, o rampas de acceso adecuadas para las personas con movilidad reducida. De la misma manera, implica también pensar en los ciclistas y los corredores que les corresponden en cada distrito. 

La infraestructura para el uso público, hemos visto recientemente, también es un tema que debería ser prioritaria para toda gestión municipal. Una ciudad como Lima necesita pulmones de esparcimiento donde los niños, adultos y adultos mayores, en invierno y verano, puedan realizar actividades cotidianas. Desde caminar, hacer ejercicio, pasear a los perros, hacer algún picnic. Estos son espacios de esparcimiento que la municipalidad puede fomentar y así hacer parte del desarrollo pleno de su comuna. La seguridad ciudadana es otro tema que parece intuitivamente entendible, pero requiere mirar un poco más allá. No se refiere únicamente a dotar a la policía municipal de equipos y herramientas, sino que estas estén efectivamente a disposición de los vecinos, que haya suficiente personal y recursos en estas oficinas. Requiere, además, que el distrito cuente con diferentes rutas de evacuación segura en caso de sismo, que el sistema de alumbrado público este operativo a lo largo del territorio edil, que las normas de venta -y restricción de venta- de licor efectivamente se implementen, entre otros. 

Finalmente, un tema que se hace parte de la agenda pública de manera aleatoria es el de la transversalización de las normas municipales. El día de hoy, la Municipalidad Metropolitana de Lima es efectivamente el municipio del Cercado de Lima y funciona en coordinación con los demás 42 distritos de la ciudad, que mantienen un grado de independencia bastante alto. Este es uno de los retos principales. Mantener un nivel de coordinación activo y regular con todos los distritos, respetando las autonomías funcionales de cada uno, de manera que la ciudad de Lima efectivamente muestre un avance progresivo menos desigual. Donde todos los municipios colaboren un poco más entre ellos por el bien de los vecinos.

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