El emprendimiento se convirtió en una pasión para Carla Grados, egresada de la carrea de Administración de la Universidad del Pacífico (UP) en 2012, quien desde muy temprano mostró interés por involucrase en proyectos que tuvieran un impacto social. Luego se especializó en el ámbito del emprendimiento social, llegando a desempeñarse como directora ejecutiva de Kunan durante casi tres años, uno de los principales impulsores y cohesionadores del ecosistema de emprendimiento e innovación peruano.
Para Carla, su paso por el emprendimiento social ha sido transformador. "Me demostró que hay personas con la pasión, voluntad, coraje y a veces hasta locura, de emprender con un propósito social. Hizo que me enamore de los negocios, de ese tipo de negocios que no solo tienen un propósito claro, pero que nacen con un fin social", sostuvo.
En este sentido, resaltó que existe una dificultad para asociar el impacto social o ambiental con los negocios, en su opinión porque esto no se encuentra en el ADN de los negocios concebidos – principalmente – bajo el modelo de Friedman en los años 70.
"El impacto social o ambiental no se da de la noche a la mañana. No se da en uno, dos o tres cuatrimestres. Ni siquiera en un año. Los negocios ven en el corto plazo, se miden en el corto plazo, y su prioridad es la rentabilidad. Es difícil incorporar el impacto en esa lógica de contabilidad. La regulación tiene que cambiar para que los negocios cambien. Tienen que ser cambios estratégicos, para que sea atractivo cambiar. Hasta que eso no pase, tendremos emprendedores sociales que la rompen, pero siguen siendo pequeños, y grandes empresas que se esfuerzan, pero no lo suficiente, porque el mismo sistema no les permite", remarcó.
Asimismo, señaló que aun existe mucho por hacer en el Perú para que el emprendimiento social y ambiental crezca, principalmente la priorización de estrategias para su impulso por parte del Gobierno.
"Hace falta que el corporativo se atreva a innovar de manera conjunta con empresas sociales, como ya lo hacen ISA REP o Tasa, hace falta que las universidades lo incorporen en su currículo, hace falta fondos de impacto y capital paciente. Que los peruanos y peruanas con mayor poder adquisitivo piensen en invertir en empresas sociales además de solo donar, sino crear fondos de inversión de impacto que hablen el idioma del Perú, y no solo mirar en copiar al extranjero. Hay mucho por hacer, pero vamos avanzando", sostuvo.
Dentro de sus principales hitos en su paso por Kunan, Carla resaltó la incorporación de criterios sociales y ambientales por parte del programa Innóvate en el concurso Startup Perú, la publicación de los primeros reportes sobre emprendimiento social y ambiental en el país, así como que que las corporaciones, a través de Perú 2021 (ahora Perú Sostenible), empiecen a ver el valor de incluir a emprendimientos sociales en su cadena de suministro, aunque fuera en el rubro "otros gastos".
"El momento que recuerdo con más cariño sin duda es el Desafío Kunan, el premio al emprendimiento social. No es solo un premio, es una experiencia de construcción de comunidad. La emoción, el aprendizaje, los amigos. Todo. Los hitos sin duda son aquellos que permitieron generar oportunidades a escala para el emprendimiento social en Perú", confesó.
Apoyo desde las aulas
Sobre su paso por las aulas de la UP, Carla compartió que, si bien las clases no estaban enfocadas en negocios con impacto social, los profesores siempre estuvieron abiertos a escuchar y apoyar sus ideas con herramientas propias de un negocio. En este sentido, recordó con especial cariño las clases de sociología del profesor Felipe Portocarrero y la de empresariado de la profesora Karen Weinberger.
"Si no fuera así, no nos hubiéramos animado a presentar una empresa social para el proyecto del empresariado (¡gracias Karen!). Pero sin lugar a dudas, lo que más me ayudó, fue la red de personas, de amigos, que hasta ahora me acompañan en lo profesional y lo personal", finalizó.
¡Muchos éxitos Carla!