Escuela de Gestión Pública

Oportunidad para una reactivación económica sostenible, por Elsa Galarza

​De otro lado, esta coyuntura nos ha permitido ver como las dimensiones económica, social y ambiental están muy relacionadas y todas ellas contribuyen a tener sociedades más resilientes y con mayor bienestar. La variable ambiental aparece en muchos ejemplos: la contaminación del aire incrementa el riesgo de las personas a contraer enfermedades; el crecimiento de las ciudades deteriora los bosques y ecosistemas, generando un contacto con especies silvestres que pueden ser portadores de enfermedades aún no conocidas; el acceso y calidad de agua para la población es clave para la producción y para combatir la propagación de múltiples enfermedades; un adecuado servicio de limpieza y disposición de residuos sólidos es el punto de partida para la salud pública, entre otros.

En momentos en que se discute la recuperación económica es crucial pensar en la ruta de largo plazo de las emisiones y de la contaminación, es decir, se debe diseñar una reactiv​ación económica sostenible: una recuperación que, a la par de generar mayores ingresos y empleo, también propicie el mantenimiento o mejora de la calidad ambiental para que la población incremente su bienestar, y las generaciones futuras puedan adaptarse al mundo que heredarán de nosotros. Pensar en que el crecimiento económico se deba hacer a expensas de las políticas y acciones ambientales ya implementadas, equivale a avanzar en una dimensión retrocediendo en otra, lo que contradice el concepto de desarrollo sostenible.

Podemos recuperar la economía con bajas emisiones de carbono. Podemos promover la micro-movilidad y darle mayor impulso a la electro-movilidad. Podemos mejorar el diseño y uso de materiales en las viviendas generando eficiencia en el uso de energía y agua. Podemos promover de manera activa el uso de energías renovables, a través de financiamiento a bajo costo y flexibilidad de plazos. Podemos poner en práctica el precio al carbono, a fin de obtener recursos para mejorar el acceso y calidad de agua para toda la población. Podemos promover inversiones que utilicen los residuos sólidos para generar valor adicional, reciclaje o energía. Podemos seguir innovando no solo en tecnologías menos contaminantes, sino también en la forma de hacer política y gestión pública.

La recuperación económica después de la crisis producida por el COVID-19 es una oportunidad para que se consideren intervenciones con enfoque de sostenibilidad ambiental que cubran las necesidades de corto plazo sin comprometer los objetivos de largo plazo. También es la oportunidad de generar un cambio en nuestros hábitos de producción y consumo hacia un ambiente más limpio y saludable para todos.

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