Es difícil poner en números el desempeño de la red de Internet en general, ya sea fijo o móvil. Incluso, para hacer este análisis creo que no deberíamos usar una medida objetiva, sino más bien una subjetiva, ya que, finalmente, es la percepción de los usuarios la que cuenta. En ese sentido, creo que el deterioro ha sido visible por el usuario promedio. 

Para entender qué es lo que está pasando, es una práctica común el comparar la infraestructura de telecomunicaciones con una autopista. Imagina que los vehículos que transitan por la autopista son los datos que se transmiten por Internet. Pues bueno, la autopista tiene una dimensión dada. Por ejemplo, en una autopista de 3 carriles solo podrían pasar 3 carros en un momento dado. La infraestructura del Internet tiene también una dimensión. Si viajan muchos datos a la vez se crea una congestión, tal como sucedería en una autopista, y el tránsito de datos se vuelve lento. Adicionalmente, debemos tener en cuenta que los servicios de Internet son variados, y siguiendo con la analogía de la autopista, los servicios de mensajes, como por ejemplo Whatsapp serían vehículos menores, mientras que los servicios de streaming, como Netflix, serían camiones enormes, que ocupan gran parte de la infraestructura. 

No exclusivamente. Debemos analizar también el comportamiento de los usuarios en estos días de cuarentena. Definitivamente este ha cambiado, pues acceden a servicios de streaming en cualquier momento. A esto hay que sumarle todo el tráfico que se están generando, por ejemplo, con las clases virtuales. Se debe considerar, por otro lado, que muchos de los servicios a los que usualmente accedemos se encuentran en algún servidor. Este se encarga del procesamiento de cada uno de los requerimientos que llegan de las computadoras o dispositivos tratando de conectarse. Según la capacidad del servidor, este podrá atender pocas o muchas conexiones. Y este es el otro factor: hay que comprender que no todos los servidores han estado diseñados ni preparados para procesar la cantidad de requerimientos que están experimentando en estos momentos; reflejándose ello en la velocidad que experimenta un usuario al interactuar con el servicio. 

4. ¿Entonces, cuáles las deficiencias principales? 

La principal deficiencia está en que las redes y servicios no han sido dimensionadas considerando la coyuntura actual, en la cual el tráfico generado por los usuarios supera largamente el tráfico promedio regular. 

El tema de servidores es un poco más sencillo pues basta con comprar más o, lo que es más sencillo aún, se puede rentar estas capacidades de un proveedor, por ejemplo de Amazon y escalar la capacidad de procesamiento que tenemos. En cuanto a la infraestructura, este si es un tema más complicado. La inversión para atender este problema supondría una cantidad muy grande, ya que el incrementar la infraestructura –es decir, construir más carriles– podría implicar romper pistas, instalar más antenas, tirar más kilómetros de fibra, entre otros. 

6. ¿De quién es la responsabilidad de agregar carrilles? 

La inversión corresponde a los proveedores de Internet. Sin embargo, quienes generan mayores requerimientos de infraestructura, por ejemplo los servicios de streaming, son los mismos que le están quitando mercado a los operadores, ofreciendo servicios por Internet de mensajería, video llamadas, entre otros que sustituyen los servicios que ofrecen las telcos. 

Sí. Entonces valdría preguntarse si las telcos podrían restringir el tráfico de servicios de streaming. En principio no, pues el Perú ha adoptado una regulación de neutralidad de red en la cual se establece que los proveedores no pueden bloquear tráfico de algún sitio específico. Sin embargo, marcas como Facebook y Netflix han decidido voluntariamente reducir la calidad de fotos y videos, lo cual se traduce en camiones de datos mucho más pequeños que permiten que la autopista no se congestione tanto. 

En mi opinión, una de las razones es la dificultad de desplegar infraestructura. En el caso de Internet móvil. Por ejemplo, aun teniendo la licencia de la municipalidad y del Ministerio de Transportes para colocar una torre con su respectiva antena, muchas veces no se cuenta con la licencia “social” para hacerlo. Lo cual implica retrasos o, incluso, la desestimación del proyecto. Por otro lado, las recomendaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) estiman la cantidad de espectro que debería ser usado para comunicaciones móviles. Perú tiene un déficit de al menos 50%. Ello implica que de por sí, la autopista de las comunicaciones móviles no es suficiente para cubrir la demanda de la población, y esto en condiciones normales. En situaciones como esta se suma el comportamiento del usuario que, a pesar de las múltiples sugerencias de usar con cautela los servicios de streaming o los que consumen mucho ancho de banda, hace caso omiso y siguen congestionando la infraestructura. 

9. Más allá del usuario, ¿qué le corresponde hacer a las empresas en estas situaciones? 

Yo diría que pueden plantear estrategias para inducir a los usuarios a no congestionar tanto la red. Por ejemplo, proporcionar incentivos para que usen la telefonía fija en lugar de la móvil, o que accedan a servicios de streaming por la tarde-noche en lugar de la mañana. Es necesario coordinar con los organismos reguladores la opción de restringir el tráfico de ciertos sitios considerando la excepcionalidad en la que estamos viviendo. 

10. ¿Qué puede o debe hacer el Estado. Ayudaría liberar espectro de manera temporal como hicieron en Panamá? 

No conozco a fondo este caso, pero estimo que técnicamente sería posible liberar frecuencias del espectro. Ello les podría dar un mayor ancho de banda “temporal” a los operadores. El ancho de banda es el nombre técnico de la amplitud de la autopista que hemos usado para hacer la analogía. Habría igualmente que ver si las antenas instaladas y demás equipos trabajarían en las frecuencias que serían liberadas.